Reflexiones

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Mujeres Wankas (Ellas)

 Escrito por  Raquel Coca Pizarro

Miembro de Foro Salud Perú - Región Junin

 Fecha de publicación  2022-06-20

Cuando las aguas suenan es porque piedras traen, sonaron y sonaron muy fuerte hasta que el dinero no alcanzo para comprar azúcar, leche, ni para un pasaje. En aquellos días no había trabajo en la chacra, no había con que comprar en las tiendas. Esta situación animo a muchas mujeres de diferentes edades a salir a la plaza de su pueblo, a caminar a la capital de su provincia, a convocar a más mujeres, agricultores, jóvenes. Ellas exigían por la subida de los alimentos, pero también por el olvido de hace siglos y de las últimas décadas.
Solo pretendían ser escuchadas, querían que alguna promesa se cumpliera, que con el dinero de su trabajo se pudiera comprar alimentos para sus hijos en los siguientes días, algunas veían a sus padres y hermanos frustrados, desorientados, con lo que sucedía, sin trabajo, sin ahorros para sembrar la chacra, el dinero ya no alcanzaba para nada, ¿con que comerían los niños en los siguientes días?, ¿cómo sembrarían la chacra? ¿tendrían que vender la vaca, el pacho*, etc., si hubiera? ¿Cómo se atendería al familiar enfermo? entre otras preguntas. Y preocupaciones por la siembra perdida por efecto del cambio climático, la ausencia de un seguro agrario en medio de una pandemia que persiste en quedarse entre la población justo cuando se inician las clases escolares.
Ellas salieron junto a los hombres y a otras mujeres, incluso llevaron sus hijos pequeños porque no había con quien dejarlos. Los hombres decían, “mama quédate”, “no vayas abuelita”, “que van a hacer en el paro” pero ellas no escucharon tenían que acompañarse. Tenían que hacerse escuchar, la decepción, la preocupación, la falta de información, motivaba su caminar por las avenidas, pidiendo precios bajos, sobre todo para los alimentos, para los insumos, para su chacrita. Si no se produce de que se vive.
Al quinto día de la protesta llegaron a Huancayo a la Plaza Huamanmarca, ahora las filmaban, la prensa las entrevistaba, ellas llevaban el dolor de los muertos, de la profesora, del niño que murió escapando de la policía. Ellas veían en los policías el rostro de sus propios hijos, les daba pena verlos expuestos a los vándalos y a esas otras personas que aparecieron de la nada para hacer de una protesta pacífica, actos de violencia y tratar de visibilizar otro tipo de exigencias ajenas a las demandas de los pueblos de estas mujeres, a esas pocas personas les daban más atención, como siempre dijeron.
Las noticias hablaban de los transportistas, hablaban de los políticos de oposición, algo de los agricultores, pero a ellas ni las mencionaron, como siempre dijeron, no las dejaron entrar a las negociaciones, ni las dejaron hablar en público, ni les reconocieron su participación en este reclamo justo, que viene de décadas pasadas, que reclama calidad de vida, con una nueva constitución, con una modificatoria, con la misma, con nuevas leyes, como sea, pero con mejoras para ellas y sus pueblos. Ese día no se habló de ellas a pesar de su presencia y hoy siguen en la lucha, trabajando. Aunque no se las tome en cuenta ellas enviaron y dirigieron a sus hijos y a sus esposos, así como sus ancestras enviaron y fueron a pelear por la libertad, contra cuzqueños, españoles y chilenos, porque ellas aman la paz, pero también la libertad.

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